Debido a la crisis económica mundial y los estragos que trajo consigo, los gobiernos de todos los países se verán obligados a buscar medios idóneos de recaudación considerando reestructuras para aminorar el impacto de la recesión y en ese tenor se contempla una tendencia a relajar las disposiciones prohibitivas de los juegos en línea.
Como resultado del avance tecnológico y apertura de las redes sociales, se está creando un nuevo mercado donde los juegos de azar y en línea se postulan cada vez más como un negocio exitoso y prolífico, existiendo la posibilidad de aprovecharlos con fines recaudatorios y no desperdiciar esa oportunidad como actualmente se hace por la restricción legislativa relativo a ese tópico casi a nivel mundial.
Se tiene la expectativa de que los juegos en línea crezcan 42%, de 21 mil millones de dólares en 2008 a 30 mil millones de dólares para 2012 (H2 Gambling Capital). El potencial de mayor crecimiento en el sector es enorme, como en algunos de los mercados más grandes, aunque actualmente los juegos de azar en línea están prohibidos, pero se vislumbra un cambio progresivo en países como Estados Unidos.
En México se ha visto gradualmente ese cambio a partir de la modificación a la Ley Federal de Juegos y Sorteos en 2004, donde se permitieron los juegos en línea, con el otorgamiento de aproximadamente 200 permisos en 2006. La tendencia perseguida por el legislador respecto a la recaudación y control de esas actuaciones, resulta aplaudible al irse acoplando a las necesidades sociales, ya que al expandirse el mercado de juegos de azar virtuales, la industria necesitará atender las inquietudes y motivos de preocupación afectas a ese tipo de figuras tales como: la seguridad del usuario respecto del operador al ser digno de su confianza, el control de acceso para menores de edad, así como la adicción a los juegos en línea, cuestiones tan relevantes que exigirán un esquema de inspección y vigilancia únicamente proveído por los gobiernos, que incidirán en una mayor recaudación.