Somos una persona moral que comprará la totalidad de los bienes de otra empresa, sabemos que absorberemos todas las obligaciones existentes con los trabajadores; sin embargo, pretendemos pagarles la antigüedad generada con su anterior patrón y así empezar con ellos de “ceros”. Es procedente dicho pago
Con la adquisición de los bienes, se configura una sustitución patronal, pues se pretende continuar con la operación de la empresa sustituida y, por ende, se conservan las relaciones de trabajo celebradas con los colaboradores, sin que exista modificaciones a dichas relaciones laborales (art. 41, LFT).
Esta figura protege la estabilidad en el empleo de los trabajadores, garantizando que se les respetan todas y cada una de las condiciones laborales, sin interrupción alguna.
De ahí que no sea factible “cortar” la antigüedad generada a la fecha de la sustitución, y comenzar a contabilizar desde cero con el nuevo patrón, pues se corre el riesgo de que más adelante los trabajadores se inconformen respecto a los días de vacaciones a que tienen derecho por los años laborados, o bien, cuando se ubiquen en alguno de los supuestos en donde resulte procedente el pago correspondiente a la prima de antigüedad.
De ahí que aun y cuando los trabajadores estén de acuerdo con dicho pago, y así lo hubiesen plasmado por escrito, el mismo quedaría sin efectos, al ser un derecho de interés social (art. 5o., LFT).
Por lo anterior, si ustedes no desean adquirir esa responsabilidad laboral, lo aconsejable es que pacten con la empresa vendedora que ella sean quien termine las relaciones con sus trabajadores, cubriéndoles los conceptos legales aplicables a cada caso en particular (partes proporcionales de vacaciones, prima vacacional y aguinaldo, así como la prima de antigüedad e indemnización constitucional correspondiente), y así, de esa manera contraten a las personas que reúnan el perfil requerido como de nuevo ingreso.
