La jornada de trabajo es el tiempo en que el colaborador está a disposición del empleador en un día laboral, de acuerdo con el tipo que aplique –ocho horas para la diurna, siete horas para la nocturna, y siete horas y media para la mixta–; por lo que las horas extras, se conciben entonces como el periodo adicional a ese lapso.
Sin embargo, como toda regla existen excepciones, ya que existen jornadas especiales, en las cuales el horario rebasa el límite máximo de las ocho horas diarias.
Si bien es cierto que el numeral 61 de la LFT, establece que la duración máxima de la jornada será de ocho horas, y que el excedente deberá considerarse como jornada extraordinaria, también lo es que, en determinadas actividades, como las de vigilancia, sí puede exceder de ese tope, debido a la naturaleza de la prestación del servicio, siempre que no rebase las 48 horas semanales.
En este caso, aun cuando su jornada de trabajo excede las ocho diarias, no le corresponde al trabajador el pago de horas extras. Por ejemplo, si un trabajador labora de lunes a jueves 12 horas diarias, las cuatro horas adicionales se consideran como parte de su jornada habitual, porque no rebasan el máximo semanal (48 horas).
Este tipo de jornada atípica, la LFT le llama distribuida, la cual tiene como finalidad de que los trabajadores descansen el sábado por la tarde, o bien otra modalidad similar (art. 59, LFT)
No obstante, si el empleado con jornada especial labora más tiempo de lo pactado (48 horas), será entonces que deba pagarse ese excedente como jornada extraordinaria.
Para conocer más acerca de las particularidades de los trabajadores con jornada especial, le recomendamos la lectura del tema “Jornada de trabajo de personal especializado en vigilancia”, disponible en la edición especial 487 del 31 de mayo de 2021.
