El pasado 16 de octubre se llevó a cabo la primer sesión del parlamento abierto “Días de Jornada y Descanso Laboral”, en la cual distintos legisladores, expertos en materia laboral y representantes empresariales y sindicales hicieron sus planteamientos sobre el impacto de la iniciativa de reforma constitucional para otorgar dos días de descanso a la semana, lo que reduce la jornada de trabajo de 48 a 40 horas semanales.
Lorenzo Roel Hernández presidente de Comisión Laboral del Consejo Coordinador Empresarial indicó que “con la reducción se requerirá cubrir 105 millones de horas semanales que actualmente cubren quienes laboran más de 40 horas; por tanto, se necesitarían 2.5 millones de empleados para jornadas reducidas”.
Por su parte, Santiago Irusteta Gallego, abogado laboral, señaló que de entrar en vigor la reforma de un día a otro, sería difícil adoptar los cambios de forma pronta, y que podría impactar en el comercio, ya que podría frenarse.
Para Sofía Ramírez Aguilar directora general del Think Tank económico “México ¿cómo vamos”, la propuesta solo “beneficiaría a 15.6 millones de personas que trabajan en el empleo formal, de los cuales 7.2 millones está en Mipymes, pues el resto labora menos de 40 horas o está en la informalidad”.
A favor de la reforma
Hablaron a favor de la enmienda constitucional, Héctor Arturo Mercado López, magistrado integrante del Primer Tribunal Colegiado en materia del trabajo, del Primer Circuito y la magistrada presidenta de la Octava Sala del Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, María del Rosario Jiménez Moles, quienes señalaron respectivamente que:
- “el panorama es más amplio que hablar de productividad, se trata de seguridad social, de salud y de dignidad para el trabajador”, y será necesario capacitar a los trabajadores como eje central de la productividad, ya que de no ser así, podría existir una crisis social por la disminución de la jornada laboral, y
- “una persona sometida a una jornada laboral excesiva tiene, según la Norma Oficial Mexicana 035, problemas a nivel mental, digestivo y del corazón, además genera problemas de estrés, produce algunas incapacidades y genera mayor costo en los sistemas de seguridad social”.
Además se expresó que “no se debe seguir con una jornada tan amplia cuando las naciones que tienen mayor productividad y capacidad hablan de 32 horas; se requiere trabajo decente”
Cabe resaltar que el diputado Hamlet García Almaguer además de pronunciarse a favor de la reforma, sentenció que “se deben conocer las opiniones respecto a diversos temas como el de las madres y los padres de familia, para que puedan adelantar o atrasar una hora su horario para llevar a los hijos a la escuela o llegar más temprano a casa, como sucede en otros países”.
¿Qué opciones podrían atender los legisladores para la reducción de la jornada laboral?
En nuestra opinión, las posturas de los involucrados son válidas; por una parte, es necesario brindarle a los trabajadores un trabajo digno, en el que tengan tiempo de descanso oportuno para atender sus responsabilidades familiares y personales, pero también es necesario que no se baje la productividad (sobre todo porque aún no existe una recuperación de palpable de la crisis sanitaria), además de que cambiar radicalmente los días de trabajo pudiese impactar en el comercio.
Ante este panorama, y recordando que las normas de trabajo deben buscar el equilibrio entre los factores de la producción, sería oportuno considerar que:
- la reforma entre en vigor con un periodo por lo menos de 180 días naturales a su divulgación, para que las empresas empiecen a hacer un análisis de sus necesidades operativas, y los costos que tendrán que enfrentar, así como los cambios administrativos por hacer
- en lugar de incrementar un día de descanso, quizá sea más prudente reducir la jornada laboral para que los trabajadores tengan tiempo libre de lunes a viernes para atender sus necesidades familiares; esto es, entrar más tarde o salir más temprano al trabajo. Aunado a esto, incrementar el tiempo extraordinario legal (por ejemplo, de nueve a 12 horas)
Con esto, el impacto económico para el empresario pudiese ser menor, pues pagaría tiempo extraordinario en lugar de un salario doble por laborar en día de descanso. Por su parte, se atendería una realidad social para quienes tienen hijos y así puedan optar por laborar menos tiempo y atender sus responsabilidades familiares, y - totalizar las horas de trabajo de forma anual. Según nuestra legislación, la jornada de labores a la semana no puede ser mayor de 48 horas (tratándose de jornada diurna) y si se aprueba la reforma serían 40 horas; esto se traduce que se laborarían al año 2,080 horas (40 por 52 semanas).
Totalizar las horas anualmente permitiría que las empresas que en ocasiones cierran en épocas decembrinas o en temporadas vacacionales por la falta de ventas, otorguen esos días a cuenta del tiempo laborado durante el año; es decir, compensen el excedente de las 40 horas laboradas como tiempo efectivo de descanso en periodos previamente acordados. Esto con independencia de las vacaciones.
Ello tendría que tener ciertas restricciones, como acordar que se laborará más tiempo para después descansar, o se tome el excedente como tiempo extraordinario, según lo que elija previamente el colaborador
Como se aprecia la reducción de la jornada laboral no es un tema menor; por ello, es conveniente que los legisladores analicen profundamente el tópico y el impacto económico que tendrá en el sector empresarial, y en consecuencia, en la generación y conservación del empleo, pues hay que recordar que en México, según datos del Inegi, en 2021 había 280 mil 489 empresas, de las cuales el 52.80 % eran micro; 35.3 %, pequeñas; 6.9 %, medianas y 5.1 % grandes empresas.