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Las MiPyMEs representan más del 99% de las empresas en México. Su reto: crecer con financiamiento, digitalización y reglas claras. Conoce lo que dijo la directora general del IMCO, Valeria Moy, al respecto
En 2024, México contaba con 5,468,180 unidades económicas. De estas, más del 99% eran MiPyMEs, que empleaban entre 0 y 250 personas. Casi el 95% eran microempresas, que empleaban al 41.4% de la población ocupada y generaban el 16.1% del valor agregado. Lo anterior, de acuerdo con datos de Valeria Moy, directora general del IMCO.
Moy, en una columna que publicó en el sitio web del IMCO, afirmó que, entre la información casi inagotable proporcionada por la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), así como por la subsecuente estimación de pobreza que generó el Inegi, se había hablado poco de los Censos Económicos, también recientemente publicados.
Asimismo, señaló que los censos ofrecían un retrato minucioso de la estructura económica del país.
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México, ¿un país de micro, pequeñas y medianas empresas?
Bajo la perspectiva de la especialista, los censos confirmaron que “México es un país de MiPyMEs”. En 2024, cuando se levantó el censo, existían 5,468,180 unidades económicas (es decir, personas físicas o morales establecidas en un lugar fijo y delimitado, con el propósito de producir o comercializar bienes o servicios).
Nueve de cada diez establecimientos, según Moy, eran micro, pequeños o medianos negocios, es decir, empleaban entre 0 y 250 personas, representando más del 99% de las unidades económicas registradas en el país.
Explicó que estos incluían las “tienditas de la esquina”, talleres mecánicos, salones de belleza, restaurantes, pequeñas fábricas y startups emergentes.
Añadió que eran los negocios que más trabajo generaban, pero también los más frágiles frente a choques económicos, falta de crédito y ausencia de políticas públicas, con estructuras más flexibles y las más expuestas a la extorsión del crimen organizado.
La experta indicó que las microempresas (con entre cero y 10 trabajadores) concentraban la gran mayoría del empleo, aunque en condiciones de menor productividad. Del total de unidades económicas, casi el 95% eran microempresas, empleaban al 41.4% de la población ocupada y generaban únicamente el 16.1% del valor agregado.
En contraste, las grandes empresas (con más de 250 trabajadores), a pesar de representar apenas el 0.2% de las unidades económicas, empleaban al 29% de las personas ocupadas y generaban una parte sustancial del valor agregado, el 54.2%.
Moy enfatizó que las grandes empresas eran las que concentraban la capacidad de exportar, innovar y competir globalmente.
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El reto de las MiPyMEs para que sean más competitivas: ¿en qué radica?
La directora planteó la pregunta de cómo lograr que las MiPyMEs fueran más productivas, más formales y tuvieran mayor acceso a financiamiento y tecnología, ya que, observó que era común escuchar argumentos a favor del “fortalecimiento” de las MiPyMEs porque en ellas se concentraba la mayor parte del personal ocupado.
Ella, según su columna, supondría que el objetivo de una microempresa sería convertirse eventualmente en una pequeña, luego en una mediana y que una forma de evaluar el éxito del emprendimiento de origen se daría cuando la microempresa se convirtiera en una grande. Sin embargo, no le quedaba claro el argumento a utilizar.
Más que fortalecer a una MiPyME, Moy argumentó que habría que permitirles crecer, quitar los obstáculos, garantizar el estado de derecho en el que operaban, preparar a la población mediante una política educativa sólida y permitir condiciones de competencia en las que pudieran prosperar.
El reto, según Valeria Moy, radicaba en reconocer que las MiPyMEs eran el centro del sistema económico mexicano y que, sin el apoyo preciso, seguirían atrapadas en un círculo de baja productividad y alta vulnerabilidad.
En este sentido, mencionó que los censos mostraban, por ejemplo, que la digitalización avanzaba, pero a paso lento: apenas una fracción de los pequeños negocios usaba internet para vender o gestionar sus operaciones.
Moy concluyó que, si se quiere, en la actualidad, detonar el crecimiento económico, la política pública debería replantearse el apoyo a las MiPyMEs.
En este sentido, hacen falta marcos regulatorios más simples, financiamiento accesible, programas de capacitación y una infraestructura digital que no las dejara rezagadas, pues México es un país de MiPyMEs.
La pregunta, finalizó Valeria Moy, es si seremos capaces de convertir esa realidad en una fortaleza y no en un lastre.