A pesar de que desde la década de los 90´s la mayoría de los países iniciaron una tendencia por eliminar los sistemas pensionarios de reparto, algunas naciones insistieron en mantenerlos y hacerle algunos ajustes como aumentar la edad de retiro para solventar los problemas de sostenibilidad de los mismos; sin embargo ninguno ha tenido éxito, aseveró la Federación Internacional de Administradoras de Fondos de Pensiones (FIAP).
“El endeudamiento y presiones fiscales de esos países ha ocurrido a pesar de los cambios paramétricos que constantemente han estado obligados a efectuar para mantener aún vivos los esquemas de reparto”, destacó.
A detalle, de acuerdo con la organización, el envejecimiento natural de la población, aunado a una baja tasa de natalidad produce que cada vez haya menos trabajadores que financien las pensiones de quienes están jubilados, lo que genera al menos tres efectos:
creciente insostenibilidad de los sistemas de reparto, que se ve agravada aún más por los altos índices de informalidad -54% del empleo total en Latinoamérica-
permanente necesidad de los sistemas de modificar sus parámetros clave, aumento en la edad de jubilación, tasa de contribución y endurecimiento en las condiciones de acceso a la pensión o ajuste en fórmula/nivel de beneficios
búsqueda de nuevos mecanismos de capitalización que permitan ayudar a complementar las alicaídas y cada vez más bajas tasas de reemplazo
El presidente de la FIAP, Guillermo Arthur, denunció que la insistencia en estos fallidos sistemas responde a cuestiones políticas e ideológicas que, en el último de los casos, no abonan al bienestar de los adultos mayores ni de los trabajadores.
Recalcó, en ese sentido, que son los sistemas de capitalización individual los que dan a los Estados un mayor espacio financiero para resolver el problema de las pensiones a la vez de incentivar la inclusión financiera.
Al respecto, la presidenta de la Asociación AFP de Perú, Giovanna Prialé, insistió en que se transite, a partir de reformas, a modelos de retiro que busquen una mayor tasa de reemplazo, pero especialmente que busquen resolver el problema de la longevidad de la población y su envejecimiento. Abundó, en los sistemas privados, esos riesgos los absorben las aseguradoras, quitándole presión a los gobiernos y preocupaciones a los ciudadanos.
