Por Miryam López
El 91% de los empresarios calificó como negativo o nulo el impulso a la competitividad que se plantea desde el gobierno; mientras que solo el 32% de los ejecutivos considera valiosas las reformas estructurales del actual sexenio.
De acuerdo con una encuesta elaborada por KPMG, los líderes de las empresas consideraron que la LIF 2017 no impulsó la competitividad, ni el crecimiento de su empresa; además, se apuntó que no se promueve la inversión (86%); en tanto que se debe modificar la vía de recaudación generalizada por impuestos indirectos (IVA) a los bienes de consumo y por ello se calificó al régimen fiscal como “regular”.
Para el impulso de la competitividad, los empresarios señalaron que es necesario combatir a la corrupción (90%), incentivar la estabilidad económica (67%), mejorar la seguridad pública (61%), fortalecer el Estado de Derecho (61%) e impulsar incentivos fiscales (47%).
El socio líder de impuestos corporativos de KPMG en México, Agustín Vargas, precisó que es recomendable recaudar más con impuestos indirectos como el IVA, con el cual se captarían recursos incluso de la porción informal.
Respecto a la apertura del sector energético y la realización de las licitaciones, señaló que “México se encuentra en un punto de inflexión para replantear sus prioridades, buscando maximizar la capacidad de ofrecer productos y servicios tanto para el mercado interno como otras partes del mundo”.
Sobre las Zonas Económicas Especiales (ZEE), el ejecutivo de KPMG indicó que éstas “van más allá de resolver un problema interno y si esto funciona, obviamente no es a corto plazo, habría resultados más adelante (…) ya que esto es multifactorial”.
En cuanto a las crisis financieras, explicó que “las empresas se repliegan y reducen costos para `sobrevivir´, pero ahora están actuando para crecer y obtener rentabilidad; (…) pero cuando la eficiencia está igual que otros parámetros se despliegan diversas estrategias, las cuales incluyen la baja de costos (55%), la innovación (51%), la tecnología y en está ocasión, se incorporó el desarrollo de talento”.
Al respecto, el socio líder nacional de asesoría de KPMG, Roberto Cabrera, explicó que el país enfrenta gran incertidumbre debido al nuevo gobierno de Estados Unidos, pero este mismo podría impulsar la rentabilidad empresarial (13%), mantenerla (57%) o empeorarla (30%).
En cuanto a la salida del gobernador del Banco de México (Banxico), Agustín Carstens, apuntó que el gobierno “tiene que cuidar mucho a quien van a poner”, pues la imagen que el funcionario tiene a nivel internacional es buena, por lo que se debe colocar a alguien con “mucha credibilidad”.
Ante dicho escenario explicó que los empresarios mexicanos esperan y consideran los siguientes aspectos:
- Al menos 6 de cada 10 tiene la expectativa de que la economía esté peor en este año, respecto a 2016, “es el peor dato que se tiene esta encuesta; mientras que hay incertidumbre, cuando se vaya apagando nos vamos a tranquilizar; a diferencia con la crisis de 2009 decrecimos 4%, pero esperamos crecer 1.5% y la expectativa está muy negativa”, por lo cual, los negocios esperan crecer entre uno y dos dígitos (64%).
- En los últimos tres años la mayoría de los empresarios consideraron que la rentabilidad de las empresas subió (51%); a diferencia con otros que la apuntaron como estable (34%) o baja (15%).
- Señaló que el gobierno mexicano desarrolló iniciativas fiscales para enfrentar el contexto económico, de las cuales se destacan las siguientes:
- Banxico elevó las tasas de interés de referencia a 6.25% debido al posible impacto de las políticas económicas, comerciales y fiscales del gobierno estadounidense.
- La SHCP incrementó la deuda pública a 9.7 billones de pesos (bdp) de 8.2 bdp en 2015.
- La calificadora Fitch juzgó negativamente al país por la baja perspectiva de crecimiento económico y la estabilización de la deuda pública.
- La apertura del mercado de combustibles impactó a la inflación en una tasa anual del 3.36%, en tanto que el INPC subió a 4.71%.
- En cuanto al desempeño del gobierno federal sobre el entorno financiero se evaluó entre “pésima” y “mala” al registrar 30% y 38% respectivamente, aminorando las consideraciones de “regular” (27%) y “buena” (4%). Cabe señalar que en el aspecto de “pésima y mala” se destacó la desaprobación a los diputados (45%) y senadores (40%) y el descredito generalizado a los gobiernos estatales.