De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) el cambio hacia una cultura de igualdad de género, a través de la implementación de medidas jurídicas e instituciones encaminadas a prohibir la discriminación y promover el trato igualitario de mujeres y hombres, ha sido lento y revela que existen obstáculos estructurales que deben superarse.
Así, lo expresó la OIT en la obra Trabajar para un futuro más prometedor, en la cual señala que la tecnología puede desempeñar un papel importante para lograr la equidad de género, y brinda como ejemplos de esto, darles a las mujeres facilidades para el uso de teléfonos celulares para conocer puestos de trabajo o promover el uso de la banca móvil con la finalidad de que les concedan financiamiento y crédito que les permita desarrollar su iniciativa empresarial.
No obstante, el organismo asegura que algunos algoritmos de rastreo de puestos de trabajo o nuevos modelos de negocio digitales pueden perpetuar los sesgos de género.
En nuestra opinión, respecto del ámbito de las relaciones que las mujeres tienen con sus patrones, la tecnología debe apreciarse como una herramienta que debe estar al servicio de las féminas, en la cual ellas puedan aplicar sus conocimientos digitales para encontrar trabajo, mejorar el que tienen o aumentar sus ingresos.
En este contexto, resulta invaluable lo que recomienda la OIT, en el sentido de que se garantice la igualdad de oportunidades y de género en los puestos de trabajo que generan las nuevas tecnologías
