La práctica ESG (Environmental Social and Governance) asume desde luego el respeto a toda la normativa jurídica aplicable, pero no es suficiente. El cumplimiento normativo es lo mínimo que se espera de cada empresa, nadie obtiene un reconocimiento social por pagar a tiempo sus impuestos o por tramitar con anticipación a una obra el permiso de impacto ambiental.
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Sobre si el cumplimiento de la norma es o no suficiente para considerar que se atiende éticamente con el compromiso que todos tenemos con la sociedad es algo muy antiguo; Cicerón, en el libro III de Los oficios (Porrúa, 2004, 110-111), plantea un caso hipotético en el cual supone que hay hambruna en la isla de Rodas y un comerciante con alimento sale de Alejandría, este será el primero en llegar, pero otros comerciantes vienen detrás de él, ¿Debe decirle a los habitantes de Rodas que otros comerciantes llegarán después que él?
Cicerón escribe un diálogo entre Diógenes Babilonio y Antípatro, el primero de estos afirma que el comerciante no está obligado a decir nada de esto a los rodios, incluso tiene el derecho de callar, por lo que es justo que trate de sacar la mayor ganancia posible de su producto; Antípatro sostiene que, aunque no haya una norma escrita que lo obligue, sí tiene el deber de revelar a los rodios que otros comerciantes llegarán después, ya que de lo contrario, se rompería el vínculo natural y racional que une a las personas para vivir en sociedad.
En este caso, como sucede actualmente después de los desastres naturales, quienes tienen la urgente necesidad de comprar alimento, u otros bienes indispensables para sobrevivir, no gozan de la libertad para elegir entre comprar o no comprar; por ende, su voluntad estaría, de alguna manera, viciada, dado que la imperiosa necesidad los constriñe a someterse a las condiciones de otro. Ese consentimiento estaría forzado y sería algo más cercano a la extorsión que a una voluntad libre. Sin embargo, aunque el reproche ético pueda ser más evidente que la responsabilidad jurídica, es de esperarse que el comportamiento del comerciante no se circunscriba exclusivamente al cumplimiento de la norma escrita.
En la actualidad, la práctica ESG exige a sus participantes asumir un compromiso integral con el medio ambiente y con el trato a las personas dentro y fuera de la organización empresarial, en el cual el cumplimiento normativo es solo el punto de partida para contribuir de manera más eficiente con el mundo en que vivimos.
