¿Qué es el SPV, cuáles son sus efectos en las personas, en las empresas, y cómo se puede contrarrestar y gestionar a nivel organizacional? En IDC te explicamos
Según datos del IPBI, el 30% de los trabajadores en México experimenta un "trastorno de adaptación" tras las vacaciones. Este fenómeno se debe al contraste entre el ambiente relajado del descanso y la reincorporación a entornos laborales exigentes, lo que impacta negativamente la productividad y contrarresta los beneficios del periodo vacacional. Además, los costos derivados del ausentismo laboral, una consecuencia directa del SPV severo, tienen el potencial de alcanzar hasta el 7.3% de la nómina de una empresa.
¿Qué es el síndrome postvacacional, cuál es su impacto y en qué consiste?
De acuerdo con un comunicado del IPBI, el síndrome postvacacional, o SPV, un fenómeno silencioso pero de alto impacto, afecta a uno de cada tres trabajadores en México al finalizar sus periodos de descanso, quienes experimentan síntomas físicos y psicológicos que dificultan su reincorporación a la rutina.
Este trastorno se caracteriza por apatía, ansiedad, fatiga, mal humor, angustia, tristeza, astenia, insomnio o somnolencia diurna, palpitaciones, sudoración excesiva, mareos, dolores de cabeza, debilidad muscular y falta de concentración.
Aunque no es una enfermedad clínica reconocida formalmente, sus efectos van más allá del bienestar individual, con consecuencias económicas medibles para las empresas y la productividad nacional.
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Impacto financiero del SPV
El impacto económico del SPV, según el boletín, es considerable. Estudios internacionales citados por el IPBI sugieren que el estrés laboral y la falta de atención a la salud mental pueden causar hasta un 30% de pérdida de productividad.
En México, además, los costos asociados al ausentismo laboral, una consecuencia del SPV severo, pueden representar hasta el 7.3% de la nómina de una empresa. Este desafío se ha vuelto más relevante tras la reforma de "Vacaciones Dignas", cuya capitalización en productividad depende de una transición saludable del descanso al trabajo.
Rosalinda Ballesteros, Directora General del IPBI, afirma que "el síndrome postvacacional no es una debilidad individual, sino un termómetro de la salud organizacional". La aprehensión al regresar al trabajo a menudo indica un ambiente con altos niveles de estrés, falta de reconocimiento y baja satisfacción.
Las empresas que ven esto como una oportunidad para mejorar su cultura, fomentar un liderazgo positivo y promover el bienestar integral, no solo mitigan la pérdida de productividad, sino que impulsan el florecimiento de su talento humano.
Factores que pueden incrementar el padecimiento, cuáles son los síntomas y cómo gestionarlo a nivel empresarial
La severidad del síndrome se amplifica por condiciones laborales preexistentes. Un entorno con sobrecarga crónica, liderazgo deficiente o falta de propósito convierte el regreso de vacaciones en una fuente de ansiedad, lo que puede ser un precursor del síndrome de burnout.
Para abordar este desafío, el IPBI recomienda a las organizaciones un enfoque proactivo y sistémico, alineado con la NOM-035 sobre factores de riesgo psicosocial. Las estrategias clave incluyen:
capacitar a los líderes para gestionar equipos con empatía y apoyar activamente el bienestar de sus colaboradores
fomentar un equilibrio real entre la vida laboral y personal mediante políticas de flexibilidad y respeto al tiempo de desconexión
crear una cultura de seguridad psicológica donde la comunicación abierta y el reconocimiento sean la norma
implementar programas de apoyo que faciliten una reincorporación gradual y positiva tras los periodos vacacionales
El IPBI explicó que el SPV es típicamente transitorio, con síntomas que duran desde unos pocos días hasta dos o tres semanas. Sin embargo, el periodo de adaptación para que un colaborador recupere su nivel de rendimiento habitual puede extenderse entre 15 y 20 días, un lapso significativo en términos de productividad, explicado en gran medida por el impacto de síntomas como el insomnio.
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Importancia del sueño para contrarrestar los síntomas del SPV
El sueño es esencial para el funcionamiento cognitivo. La falta de sueño profundo, común en el SPV, afecta la consolidación de la memoria y la concentración, prolongando la fase de bajo rendimiento. Por ello, la recuperación del colaborador está directamente ligada a su capacidad para restablecer un descanso adecuado.
Para acortar este periodo de adaptación y contrarrestar el insomnio, es fundamental adoptar una estricta "higiene del sueño". Los expertos recomiendan establecer un horario fijo para dormir y despertar, evitar estimulantes como la cafeína y alimentos pesados antes de acostarse, y reducir el uso de pantallas al menos media hora antes de dormir. Si los síntomas persisten, es importante consultar a un médico.
La gestión estratégica del SPV es una necesidad imperativa para las empresas mexicanas que buscan cumplir con la normativa y construir entornos de trabajo más humanos, resilientes y productivos, capaces de transformar el potencial del descanso en un motor de crecimiento sostenible.