Mujeres empresarias ¿menos que los hombres?

Los roles de género y el acceso a la información son los principales obstáculos para que las mujeres emprendan

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 .  (Foto: iStock)

“Ser jefa de hogar, tener hijos menores de cinco años y un negocio en la casa, además de una menor rentabilidad por el tiempo invertido en la empresa, son todos factores relacionados con la necesidad de la mujer de combinar sus responsabilidades familiares con actividades empresariales”, destaca el estudio “Mujeres empresarias: Barreras y oportunidades en el Sector Privado Formal en América Latina y El Caribe” del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

México se sitúa en el cuarto lugar de los países de América Latina que cuenta con el entorno propicio para las mujeres que buscan iniciar o hacer crecer un negocio, de acuerdo con la empresa crédito real.

Sin embargo, la OCDE afirma que la brecha de género, en el caso de emprendedurismo, es la mayor de las inequidades de oportunidades, con 47.6% de acuerdo con las cifras de su estudio “Building an Inclusive Mexico. Policies and Good Governance for Gender Equality”.

Las mujeres mexicanas son propietarias del 25.1% de las empresas, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Financiamiento de las Empresas (Enafin) 2015 y sus mayor participación se encuentra en las microempresas con un 29.9%.

Datos del Global Entrepreneurship Monitor (GEM) y del informe Women in Enterprise: a different perspective, resaltan que desde principios de la década de los años setenta, el porcentaje de mujeres trabajadoras por cuenta propia ha sido sistemáticamente la mitad del de los hombres.

Asimismo, un estudio elaborado por el Banco Mundial, en coordinación con el BID, muestra que las utilidades de las empresas lideradas por mujeres son inferiores en un 30% a 70%.

Ya sea por una sociedad patriarcal, machista, o presión social, las mujeres en el mundo empresarial se ven limitadas a dedicarse a negocios que tienen que ver con la cocina, la belleza o la venta de productos de uso para la mujer, sin ver más allá como la industria o la tecnología.

Andy Freire, presidente de la Asociación Argentina Emprendedora afirma que la brecha de género en el emprendedurismo tiene que ver con el contexto social, sobre todo en ámbitos de ciencia, debido a que los ambientes suelen ser más hostiles.

Ana Cecilia es una empresaria de 31 años que se dedica al sector de nutrición y asegura que en su rol como emprendedora una de las problemáticas más difíciles a enfrentar es el acoso que recibe.

“Definitivamente muchos no me dejan hacer mi trabajo y mal interpretan mi manera de acercarme”, afirmó.

Asimismo, refiere que las personas de quienes recibe estas agresiones son prospectos a clientes, quienes probablemente en caso de que ella fuera hombre, ni siquiera se le acercarían.


Carencia de información

El trabajo “Mujeres empresarias: Barreras y oportunidades en el Sector Privado Formal en América Latina y El Caribe” describe que “las mujeres suelen sentirse menos preparadas para realizar maniobras complejas. Las empresarias reportan no contar con información suficiente sobre los procedimientos de registro de empresas y el cumplimiento de otras reglas”

Solo a través de un ejercicio pleno de su derecho a la información, las mujeres podrán tomar decisiones sobre su salud; disminuirán prácticas laborales injustas y aumentarán su capacidad para obtener ingresos propios, afirma la presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), Lorena Cruz Sánchez durante el Foro Regional Centro de Acceso a la Información, Transparencia, Equidad de Género y Grupos en Situación de Vulnerabilidad.

Por otro lado destaca que las empresarias tienen menos probabilidades de conseguir capacitación y servicios de desarrollo empresarial. Cuando existe capacitación en el mercado, normalmente se concentra en los roles tradicionales y excluye a la mujer de los sectores más productivos y de mayor crecimiento.

Informalidad

La OCDE asegura que de los auto empleadores, las mujeres son las que tienen la mayor tendencia a la informalidad, esto, explica el estudio, se debe a las necesidades familiares de las mujeres.

Por su parte, la Encuesta Nacional de Ocupación del Empleo (ENOE) 2016 indica que 31.5% de las mujeres que tienen al menos un hijo, trabajan en la informalidad, mientras que el 47% de aquellas que no tienen hijos, se encuentran en este sector.

“La razón de la alta participación de las mujeres en este sector es que las mujeres disputan el tiempo permanentemente para sacar adelante la jornada diaria de las personas que dependen de ellas y de sus cuidados, y los empleos informales son los que más facilitan horarios flexibles”, afirmó en un artículo, Christian Mendoza del Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir.