Uno de los problemas más recurrentes en Internet y en el ciberespacio en general siempre ha sido el copyright. Muchos individuos han conseguido fortunas subiendo contenido sin contar con los derechos para ello, pero también existen quienes obtienen ingresos considerables persiguiendo a los primeros.
Esta última categoría era la que utilizaba la extinta firma de abogados llamada Prenda, que operaba con métodos cuestionables y cuyos abogados ahora son acusados de lavado de dinero y fraude electrónico.
Paul Hansmeir, uno de los integrantes del despacho ya se ha declarado culpable. Un punto preocupante es que los abogados se dedicaban a subir contenido a The Pirate Bay y plataformas similares, para posteriormente denunciar a los usuarios que descargaran el material.
El caso como tal inició hace un par de años, cuando se tornó popular la creencia que situaciones de este tipo formaban parte de una teoría conspiratoria en Internet. El Departamento de Justicia de los Estados Unidos de América investigó y terminó incriminando a los responsables.
Hansmeir y su colega John Steele al parecer obtuvieron millones de dólares amenazando a diferentes usuarios que bajaron torrents con contenido pornográfico del cual no tenían derechos. Prenda subía el contenido, extraía las direcciones IP de las cuentas que llegaban a compartir las películas y después requerían citatorios en los tribunales para pedir información personal de los usuarios a los proveedores de servicios. Ya con la información, el despacho presuntamente obligaba a las víctimas de este elaborado fraude a celebrar acuerdos en los que debían de pagar miles de dólares.
Este caso demuestra nuevamente la poca ética profesional de algunos abogados porque hacían este fraude sin siquiera tener ellos los derechos sobre el contenido.